sábado, 29 de noviembre de 2014

El reto

Siempre había pensado que sería capaz de conseguirlo. En el fondo le gustaban los retos personales.
Y todo comenzó así:

Aquella mañana, cuando fue a tomarse su café de cada día al bar de cada día, lo vio en el periódico.
Como casi siempre, a no ser que los tuviera alguien, cogió el primer periódico que encontró en la barra del bar, leyó los titulares de las noticias de una página cualquiera y por inercia pasó la hoja. En su retina y sin darse cuenta se quedó esa palabra que tanto le motivaba. Retrocedió a la página anterior y ahí estaba: La palabra era TRIATHLON.

- Me encantaría conseguir hacer alguno alguna vez en mi vida - dijo en voz alta sin darse cuenta.
Apuntó en su móvil la página web donde estaba la publicidad anunciándolo y siguió desayunando sin quitarse de la cabeza aquel RETO.

Siempre había sido una persona luchadora. Era algo que había aprendido y que le había inculcado siempre su padre, a luchar por conseguir lo que queremos.

Siguió desayunando y leyendo el periódico sin darse cuenta de lo que leía, aunque tampoco le importaba mucho porque la verdad es que los periódicos no son un alarde de buenas noticias.

Iba a salir del bar cuando escuchó un voz que le decía:

- Oye Martín, si no me quieres pagar el desayuno, dímelo, que hay confianza.
- Pablo, perdona, que no me había dado ni cuenta.

Menos mal que le conocían de cada mañana, menudo corte. Y es que iba centrado en sus pensamientos que no eran otros que el de hacer su primer TRIATLÓN.

Andaba por la calle pensando y pensando si podría hacerlo o no.

- Lo termino seguro - pensó.

Iba como en una nube sin dejar de pensar en el anuncio que había leído hacía quince minutos. Andaba sin fijarse por donde iba porque era el camino de cada día.

- Estoy deseando llegar a la oficina para enterarme bien de las distintas categorías que hay.

Una vez sentado frente a la pantalla, entró en la página web que había apuntado en el bar y vio justo la categoría que quería. Y se llamaba SPRINT.

No era ni la más corta ni la más larga de las que había, era la intermedia y consistía en hacer 750 metros nadando, salir del agua, coger la bici, hacer 22 Km. y cuando los hubiera hecho, dejarla y hacer 5 km. corriendo.

- Me parece un buen RETO para empezar.

Y así pasaron los días siguientes hasta el día de la prueba. Intentaba visualizar como sería nadar en la Casa de Campo de Madrid, con el agua bastante turbia y con unas carpas más o menos del tamaño de su brazo; prefería no pensarlo mucho.

La noche anterior al gran día la pasó regular, los nervios no le dejaron dormir bien. Se despertó varias veces por sí no sonaba el despertador y se dormía.

- Joder, que nervioso estoy – dijo cuando se levantó.

Se vistió, desayunó y a por su RETO.

Una vez que aparcó en el lugar de la prueba, no hacía más que ver a gente que como él estaba descargando la bici y sacando las cosas para las distintas pruebas. Todos iban para los boxes que es donde se dejan las bicis y todo el material.

Lejos de desmoralizarse, pensó que lo iba a terminar seguro, empleara el tiempo que empleara, eso para él era lo de menos, su ilusión era terminarlo.

Analizó cual era su  situación ante lo que iba a hacer:

- Vamos a ver, hago natación dos veces a la semana; monto en bici, mínimo tres días también a la semana y estoy en muy buena forma física para correr cinco kilómetros. Voy a tranquilizarme porque estoy seguro que lo voy a terminar y además seguro que bastante bien.

Fue pasando el tiempo hasta que le llegó la hora. Iba hacia la salida bastante nervioso, pero concentrado en todo lo que tenía que hacer y al fin sonrió, porque se dio cuenta que estaba justo donde quería, a la hora que quería y en el lugar que quería.

- Soy un privilegiado de poder estar aquí, haciendo lo que deseo con todas mis fuerzas; así que disfrútalo y diviértete, que para eso estás aquí, para esforzarte al máximo, pero también para pasarlo bien.

Y sonó la bocina dando la salida al RETO que había querido hacer desde hacía tiempo. Y entonces nadó, y nadó y nadó todo lo que pudo, y no dejó de sonreir mientras lo hacía. Y salió del agua, cogió la bici y pedaleó, y pedaleó y pedaleó todo lo que pudo y no dejó de sonreir mientras lo hacía. Y terminó de hacer el recorrido en bici, la dejo en el box, se calzó sus zapatillas de correr y corrió, y corrió y corrió todo lo que pudo y no dejó de sonreir mientras lo hacía.

Ya tenía a la vista la línea de meta cuando, con una emoción que no le cabía en el cuerpo y con una sonrisa de oreja a oreja, atravesó el umbral de la meta y se le llenaron los ojos de lágrimas al ver que había conseguido realizar su tan ansiado RETO.

No hay mayor satisfacción personal que demostrarse a uno mismo, que eres capaz de hacer lo que pensabas que nunca conseguirías. Y eso lo traslado a cualquier ámbito de la vida; todos tenemos nuestros RETOS personales y con ilusión, alegría y mucho esfuerzo se pueden realizar, y si no los conseguimos, al menos lo habremos intentado.

Armando Benedicto

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