miércoles, 5 de marzo de 2014

Estaba contento, por fin había conseguido un nuevo destino en la empresa. Después de tres años, en los que el trabajo le había obligado a continuos viajes a otros países, a la vuelta, se quedaría en Madrid y sólo en contadas ocasiones tendría que trasladarse a otras provincias. Esto le permitiría reorganizar su vida, había hecho un montón de planes.

Sin embargo, en los últimos días todo había salido mal; la dificultad para solucionar los asuntos de trabajo, problemas en las fechas de viaje y, para remate, la llamada de su primo para darle la noticia de la muerte de “mami”. Ni siquiera pudo llegar a tiempo de darle un último adiós y devolverle uno de los muchos besos que ella le había regalado.

Mientras sus dedos dibujan el contorno de las letras, que se hunden en la áspera piedra, deja volar sus pensamientos a un pasado ya lejano. Por sus mejillas, arreboladas por el frio viento, resbalan silenciosas las lágrimas; sus ojos enrojecidos por el llanto, buscan un lugar en el que encontrarse con la vida y se pierden en el horizonte de nubes grises. 

Cuando perdió a sus padres en aquel funesto viaje, el único en el que él no les acompaño, sintió rencor hacia ella. De no haber sido porque lo dejaron a su cuidado hubiera ido con ellos, como siempre, y tal vez hubiera corrido su misma suerte. Pero era demasiado pequeño para guardar tan tristes momentos, apenas seis años. Poco a poco sin darse cuenta la hizo un hueco en su corazón. No olvidó a sus padres, simplemente se fueron difuminando con el tiempo. Tan solo eran la imagen borrosa de las fotografías guardadas en los álbumes, o en cajas almacenadas en cajones que casi nunca se abrían.

Han pasado los años, ya es un adulto que, a los treinta años  peina canas, pero en su corazón y en su memoria permanece la figura menuda de su tía Paqui. Esos ojos azules de mirada traviesa, su pelo rubio y ensortijado, y esas pequeñas manos que se mueven como mariposas. Entre sus propios hijos él paso a ser uno más, consentido y castigado sin discriminación, o quizá un poco sí…Fue su cómplice silenciosa en sus primeros amores adolescentes, en sus desengaños y logros. Callada en su tristeza, parlanchina en su alegría. 

Con ella había compartido sus planes para la vuelta, su deseo de estar cerca de ellos: “tengo que buscarme una casa, un coche,… estoy harto de hoteles”. Mientras “mami Paqui” le miraba sonriente, él iba desgranando poco a poco todo aquello que bullía en su mente. ¡Qué irreal le parece todo frente a esa losa de piedra fría y silenciosa! 

Abandona el cementerio y se dirige a su coche recién estrenado, acomodándose en  su interior se pone en marcha hacia la casa familiar. Sabe que, aunque ella ya no está allí aún permanece ese calor que su presencia emanaba.

No tiene prisa para entrar y mirando en derredor, aún acomodado en el sillón de su flamante auto, deja que sigan fluyendo los recuerdos, salen del rincón de su memoria, desterrando el vacío que oprime su corazón. La conocida voz  se eleva en un susurro transmitiendo un dulce calor que le invade, piensa en sus tiernos abrazos, en sus juegos de niño, en sus sueños de hombre. El sol de primavera cálido y luminoso hace brillar el color de las plantas. Le invade una lluvia de imágenes que le hacen recordar cada momento de aquellas tardes veraniegas, sentados en el borde de la tapia que circunda la azalea aun en flor…

Tras el rencuentro con su tío y sus primos, en la sobremesa después de la cena, su primo Miguel comenta: he visto que has venido en coche, mami dijo que tenía que decirte que comprarás otra marca. Por cierto, me parece que lo apunto en su cuaderno de “cosas para recordar”, voy a buscarlo.

Miguel regreso con el cuaderno abierto y le mostró la página en que se leía: “decir a Paco que el Audi tiene mal fario”. Al lado podía verse una indicación sobre publicidad.

Buscaron en internet y encontraron el Audi, que en la contra propaganda, entre Audi y Mercedes, mostraba al vicepresidente (su doble) de Audi-Volkswagen empuñando la guadaña de la Parca acomodado en uno de sus modelos.


Por Mayte Espeja

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