viernes, 16 de marzo de 2012

Carta de amor (V)

Querida Ángela:

 si supieras cómo te admiro cada día que tomamos café y nos reímos con el grupo, aunque sólo esté pendiente de ti... En esos momentos, en el pasillo, cuando me enseñas con prisas los informes y luego los estudio en el despacho porque sólo he escuchado tus palabras y observado tus ojos... Si pudiera apartar a un lado la costumbre de vernos como amigos en el desayuno, compañeros de trabajo en la oficina y volver a empezar desde el día que entraste por la puerta de mi vida... Te ofrecería la luna, el sol, las estrellas, te contaría mil historias en las que se habla de un héroe que es capaz de luchar contra dragones para rescatar a su princesa. Porque, desde entonces, estar a tu lado es lo que me anima a seguir tus pasos por el duro trabajo. Espero y deseo compartir la persona que me quieras ofrecer y que no estés dispuesta a dar a nadie más. Me conoces bien; soy como me ves, no te puedo engañar; lo que aparento soy y lo que soy te ofrezco. Dame una oportunidad para demostrarte que nuestra rutina será diferente a la de cualquier ser humano.

Por Tomás Alegre

No hay comentarios:

Publicar un comentario