martes, 3 de julio de 2012

Un mundo sin martes

Érase una vez un mundo plano y lleno de días iguales, pero aún así diferente, pues le faltaban los martes.

Los martes eran propiedad de una panda de insensat@s y de locuel@s. La jefa de todos ellos era una brujita de mirada dulce y verbo fácil, encantadora, en una palabra. Se había fumado los martes y había creado una pompa de humo dulce y embriagador donde un puñado de acólitos transformaba sus emociones, frustraciones y sentimientos en bonitas palabras, olvidando sus acuciantes problemas diarios.

Martes tras martes la esfera humeante se iba convirtiendo en un paréntesis adictivo y reconfortante.  Allí reunidos y concentrados creaban historias alucinantes dando rienda suelta a su ferviente imaginación.  Juntos reían, juntos se emocionaban, juntos pensaban y aprendían. Cambiaban su estrecho mundo por un cosmos inventado y mágico donde todo era posible.

Ideaban rebeliones demoníacas, binomios imposibles de seda y alquitrán, secuestros en los que nadie quería pagar el rescate, historias terroríficas  y cartas de amor, ascensores que abren sus puertas en otras realidades y encuentros inesperados con personajes del pasado que les recordaban lo que eran y no habían llegado a ser. A veces eran dioses y lo veían todo, otras sólo testigos y observaban a sus personajes moverse por los renglones de sus esfuerzos. Otras escribían en primera persona y amaban desesperadamente, temblaban y se ruborizaban, lloraban y se jactaban y hasta mataban para sobrevivir.

Algunos días la bruji

Pero el paréntesis del Dios Marte se cerraba y se despedían de la brujita locuela e insensata.  Ya fuera, el mundo parecía más amable, más liviano, más esperanzador. Las neuronas marchitas se habían revitalizado, las vergüenzas se había diluido, los problemas se tornaban más razonables y las sonrisas quedaban tatuadas en sus rostros.

En cambio otros martes se resistían a salir de la esfera y alargaban el cuento hasta el bar de la esquina. Allí regaban con líquidos amargos y dulces los últimos rescoldos de aquellas intensas jornadas. Y entre aceitunas, chorizo y salchichón arreglaban los dos mundos y se reían un montón.
Pero un día llegó el verano. Todos sabían que a las vacaciones no les puede faltar ningún día, pues sería inmoral y hasta ilegal. Todos sabían que los martes regresarían y que la esfera se evaporaría.

Entonces la brujita que era:

Excepcional
Sentimental
Tenaz
Honesta
Ejemplar y
Risueña

les prometió que haría todo lo posible por volverse a fumar cualquier día y así estar juntos de nuevo, creando y disfrutando.
Y con esa esperanza, colorín colorado, estos cuentistas seguirán encantados.

P.D. Gracias, gracias, gracias. A todos: Elsa, Mercedes, Olimpia, Jesús, Boni, Andrés, Emilio, Ernesto, Tomás, Luís, Vicente y a Esther.

 
Por Raquel Ferrero
 
 
ta atraía a otros hechiceros amigos suyos a ese microsistema semanal.  Y era muy divertido, porque los magos descubrían sus secretos y les enseñaban nuevas pócimas para que pudieran alcanzar sus sueños.

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