lunes, 28 de mayo de 2012

La Ribera

Ajado sayo de recio amanecer
aviva la piel del invierno día,
cubre la inquieta esencia
de abandono henchida.


Castaña madera, emboscada,
escolta de nubosos ejércitos
en tu cauce reflejados,
cristalino brillo de sol bruñido.


Piedra gris lavada en patios efímeros de vida
fina lluvia de parca luz buscada,
telaraña tejida en troncos
de sutil rocío perlados.


Brisa fragante que inhalas silencio
escuchas el son al mecer tus frutos,
aroma fresco
pálida esperanza de tu calor huérfana,
de tu salvaje
salvaje existencia
que fluye desde tu llaga airada
y acaricia con mimo y dulzura
los cálidos brazos de mi amada.


En tus ojos la mirada,
de tu tambor el compas,
de tu luz la brisa que canta nanas a los luceros
de tus labios el silencio que baila con la escarcha
de tu figura el dulce aroma que mis sueños arropa.
Tú.

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