Caerá el polvo sobre los hombros.
Cíclicamente.
Caerá elíptico, como con órbita perfecta,
se regocijará del dolor que le es ajeno,
creará una capa generosa
sobre los trastos inservibles.
Caerá
y serán irreconocibles las fotos,
las que descansan,
los ceniceros llenos de nosotros,
el amarillo de nuestro armario que envejece,
el hueco que debió ser nuestro
y se va quedando vacío.
Sabes amor,
caerá el polvo sobre los hombros
aprovechando el descuido
de las ventanas abiertas,
permanecerán vacíos los anaqueles,
repletos de una ausencia
que lo ensucia todo,
que nos alcanza hoy,
que nos hace parecer abandonados.
Caerá el polvo sobre mis hombros,
amor,
sobre los tuyos,
y ya nadie quedará para limpiarlo.
Emilio José Isidro
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